Iluminados por fuegos sagrados, venidos de todos los lugares…
en esperanzada fe van las personas, enbanderados con pañuelos rojos al cuello.
La promesa es la realización de una realidad deseada. Milagro-Divinidad-Creencias- una fuerza inagotable los lleva, los congrega. Mirada de una vida sin pobreza, sin enfermedades… el Gauchito Gil, en procesión: Alma y Prodigio. Fervor de visionarios ávidos de respuestas.
Vienen, regresan, con sacrificio a su propia misión, y se cubre el cielo de velas encendidas… la fe es la esperanza de las humanidades. Colores vívidos de los puestos, figurillas del Santo Milagroso.
Un gaucho de muerte injusta y cruel, no aceptado por los dogmas establecidos… si él hubiese nacido en otra época su nombre sería guerrillero o maestro asesinado… bendecido por las gentes, es cultura popular de promeseros, tatuajes en cuerpos de pasión.
Desde la tierra arrebatada atraviesan los caminos…
Verdades de mano extendida, con devoción persignada andan…
Milagro y murallas de himnos se alzan, colas, filas, puestos, esperas, horas y días para llegar al Santuario.
Locura de gentes, sangre sobre rojo, intensidad de fe…
La primaria espiritualidad es perpetuidad y espera de un regreso con paz consagrada.
Mónica Laurencena Berraz
Agosto de 2012